
La sarcopenia es una enfermedad muscular progresiva que consiste en la disminución gradual de la masa muscular, provocando una pérdida de fuerza y en consecuencia del rendimiento físico.
El origen de la sarcopenia es multifactorial:
- Desuso muscular: es una de las principales causas y está presente principalmente en personas ancianas (envejecimiento muscular), personas sedentarias o personas con movilidad reducida por discapacidad física.
- Enfermedades metabólicas como la resistencia a la insulina o la malnutrición.
- Trastornos crónicos: procesos inflamatorios, cáncer o problemas de malabsorción intestinal también contribuyen al proceso.
- Niveles de vitamina D: también se han relacionado con debilidad muscular en la raíz de las articulaciones, limitando las actividades cotidianas como levantarse de una silla o subir escaleras.
El paciente sarcopénico suele referir sensación de debilidad, dificultad para moverse y una capacidad de reacción lenta. Esto dificulta la deambulación y se asocia también a inestabilidad por debilidad en los reflejos musculares que ayudan al mantenimiento de la postura. Las caídas suelen ser más graves en estos pacientes, ya que tienen peores reflejos y una menor resistencia en los huesos debido a la pérdida de fuerza muscular. Además, las fracturas (de cadera, por ejemplo) y la disminución de la movilidad, tienen un claro efecto en la calidad de vida y aumentan la mortalidad.
El diagnóstico de la sarcopenia es eminentemente clínico, aunque es necesario descartar otras enfermedades que puedan provocar síntomas similares, sobre todo enfermedades neurológicas y musculares de índole inflamatoria. Para ello, basta con una buena historia clínica y una analítica sencilla junto con una exploración física con test, que ayuden a cuantificar la fuerza muscular y algunas pruebas complementarias que nos ayuden a valorar la cantidad de masa muscular (RNM, TC o Ecografía), el estado nutricional y detectar las posibles pérdidas de proteínas (por aparato digestivo o urinario).
El tratamiento de la sarcopenia debe enfocarse desde múltiples ángulos, siendo el pilar fundamental la adecuada nutrición del paciente junto con un programa de ejercicios que ayuden a ralentizar o recuperar en la medida de lo posible la pérdida de masa muscular. Dependiendo de los factores añadidos que se hayan podido detectar (malnutrición, hipovitaminosis, etc.), el tratamiento se deberá individualizar para garantizar su éxito.
En cuanto al ejercicio físico, los pacientes con sarcopenia se benefician de ejercicios de resistencia muscular porque contribuyen a mejorar la fuerza y volumen muscular, así como la coordinación y la función física. Algunos ejemplos de ejercicios de resistencia son el levantamiento de pesos, bandas de terapia elástica y trabajos contra gravedad como escaleras o sentadillas.
Es importante establecer un programa individualizado de recuperación funcional dependiendo de la capacidad física inicial del paciente.
En casos severos lo aconsejable sería el trabajo y supervisión inicial del programa de reacondicionamiento físico por parte de un fisioterapeuta que trabaje aspectos específicos como la fuerza por grupos musculares, propiocepción y equilibrio, hasta que el paciente pueda hacer ejercicios más generales sin ayuda de un profesional de la salud.
Por último, señalar que, aunque en ocasiones no se consigue una mejoría totalmente satisfactoria para el paciente o sus familiares, con una intervención adecuada siempre se consigue algún grado de mejoría en el paciente colaborador.
Dr. Pablo Mesa del Castillo Bermejo
Reumatólogo en Hospital Mesa del Castillo