
El sistema inmunitario es el encargado de mantener y proteger el equilibrio interno frente a agresiones externas, tales como bacterias, virus, hongos o toxinas. Por ello, es necesario cuidarlo y reforzarlo para gozar de una buena salud. ¿Pero cómo nos protege?
- La primera línea de defensa está formada por piel y mucosas, incluyendo las del tracto gastrointestinal, genitourinario, respiratorio, conjuntiva ocular…
- Si un patógeno atraviesa estas barreras, la segunda línea de defensa es la inmunidad natural o innata (generada por factores genéticos y fisiológicos), que ofrece una respuesta inmediata no específica.
- La tercera línea de defensa, presente en los vertebrados, es una respuesta adquirida y específica desarrollada por vacunación o infección natural, ya que el sistema inmunitario responde a los antígenos a los que ya ha sido expuesto.
¿Cómo puedo actuar?
Lo fundamental es tener una vida saludable y un cuerpo preparado para las agresiones externas. Para ello, se debe fortalecer la defensa de la piel y las mucosas. Algunos consejos son:
- Buen descanso
Cuando estamos dormidos suceden muchas funciones elementales y se crean moléculas para combatir las infecciones. Estudios demuestran que las personas que no duermen lo suficiente son más propensas a enfermar, especialmente después de exponerse al virus.
- Alimentación equilibrada
Es importante mantener una dieta saludable (frutas, verduras, legumbres y proteínas) para asegurar un buen aporte de vitaminas y nutrientes. La dieta mediterránea es una de las más beneficiosas al priorizar alimentos no procesados y evitar los fritos.
Para mejorar la digestión y absorber todos los nutrientes es fundamental comer despacio, masticar correctamente y evitar al máximo el estrés durante las comidas.
También hay que reforzar la microbiota con prebióticos (alcachofa, plátano, avena, espárragos, leche…) y probióticos (kéfir, chucrut, miso, pepinillos…), ya que estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas.
- Practicar ejercicio
Hacer deporte de manera regular aumenta la circulación de las células inmunitarias en la sangre, facilitando una mayor protección y haciendo más efectivo y receptivo el sistema inmunitario.
- Hidratación correcta
El agua es vital para el organismo, ya que conforma el sistema linfático, transportador de células inmunes.
- Evitar el tabaco y el alcohol
El alcohol es capaz de disminuir el número de linfocitos T y B, muy relacionados con el sistema inmune. La nicotina, por su parte, influye en su respuesta y funcionamiento.
- Reducir el estrés
En exceso debilita nuestro sistema inmune, ya que estimula las glándulas suprarrenales y, por tanto, afecta a los niveles de cortisol, una hormona que regula el metabolismo, disminuye la inflamación y contribuye al funcionamiento del sistema inmunológico.
- Vacunarse
Es la base de la inmunidad adquirida y, por tanto, fundamental para que el cuerpo reaccione a las diferentes agresiones externas.
Junto con todo esto, es imprescindible mantener unos buenos niveles de vitamina D, que favorece la respuesta antimicrobiana y reduce la infección viral, así como prestar atención a las enfermedades autoinmunes que afectan al sistema inmunitario.
Cuidando el sistema inmune se consigue vivir de manera más saludable y estar más protegido ante cualquier infección o virus.
Juan Antonio Andreo
Director Médico ASSSA