
La fibromialgia es un problema reumático, de origen poco claro, caracterizado por dolor corporal difuso. Las personas que la padecen suelen consultar de forma frecuente a múltiples especialistas y médicos generales, recibiendo un elevado número de tratamientos y realizándose un número elevado de pruebas, muchas veces sin conseguir la mejoría deseada.
Frecuencia
De forma general, se cree que la padece un 2-4% de la población. Predomina de forma clara en el sexo femenino, con cifras que clásicamente rondaban el 90% de los casos. Sin embargo, cada vez se diagnostican más casos de fibromialgia en hombres, que suelen asociar un tratamiento a veces más difícil y complejo. Generalmente las personas son diagnosticadas entre la 4ª y la 6ª década de vida, aunque el inicio del problema puede haber ocurrido un largo tiempo atrás, incluso años, lo que indica que existe un claro retraso en su diagnóstico.
Causas
Se desconocen. Los estudios que la relacionaban en el pasado con infecciones por virus o con enfermedades digestivas como la celiaquía no se han confirmado. En muchas ocasiones existe un claro desencadenante traumático, que bien puede ser de tipo físico y/o emocional, que precede temporalmente al inicio de los síntomas.
Clínica
Manifestaciones en el aparato locomotor. El dolor es el síntoma predominante en la fibromialgia. Las personas que la padecen describen un dolor que afecta a casi todo el cuerpo y que empeora con los movimientos y esfuerzos (no necesariamente intensos), y con los cambios de temperatura. Las zonas más doloridas suelen ser el cuello, la zona lumbar o los muslos, siendo también frecuente el dolor en caja torácica y rodillas. En ocasiones también se produce rigidez a nivel muscular o articular, que supone una sensación como de tener la zona “oxidada”, con dificultad para su movimiento completo, que generalmente aparece al despertar y que puede no desaparecer a lo largo del día. Otros síntomas que se atribuyen a la fibromialgia son episodios de hinchazón global de ambas manos, cambios de coloración de los dedos con el frío o sensación de sequedad oral u ocular. Dr. Mariano Andrés Adjunto de Reumatología, Hospital General Universitario de Alicante Otras manifestaciones. El cansancio (o astenia) es otro síntoma muy relevante para las personas que padecen fibromialgia, porque en ocasiones es el síntoma que más limita sus vidas. Generalmente se describe como una sensación de cansancio extremo, que precisa reposo de forma muy habitual, aunque normalmente este reposo no lo hace mejorar. Tampoco suele mejorar con el descanso nocturno. Cuando la astenia es el síntoma predominante y hay poco o escaso dolor muscular-articular, se habla del síndrome de fatiga crónica, entidad que guarda una estrecha relación con la fibromialgia.
Otros síntomas comunes son insomnio, alteración del ánimo, dolor de cabeza frecuente y de tipo opresivo (cefalea tensional), visión borrosa, malas digestiones y dolor abdominal, combinación con momentos de épocas de diarrea como otras de estreñimiento o dolor menstrual intenso. Diagnóstico El diagnóstico de la fibromialgia es clínico, quiere decir que se basa en los síntomas referidos por el paciente y hallazgo de dolor en áreas musculares (codos, parte posterior de los hombros, cuello o muslos), generalmente por estímulos que no deberían producirlo. No se deben realizar pruebas diagnósticas (analíticas, radiografías, resonancias, ecografías, etc.) para diagnosticar la fibromialgia, porque no se hallarán alteraciones (o las que se vean no se deberán a ella). Sí se pueden realizar para descartar otras enfermedades reumáticas. Cuida tu salud 8 magazine Cuida tu salud Tratamiento Como hemos comentado al principio, es una condición de difícil tratamiento, que tendrá períodos de mejoría y períodos de empeoramiento. Los numerosos estudios que se han realizado muestran que la mayor probabilidad de mejoría se alcanza con las siguientes medidas: Información al paciente. Es importante comprender que no se trata de una enfermedad grave, que no les ocasionará deformidades ni incapacidades avanzadas.
- Ejercicio físico. Resulta esencial hacer ejercicio para conseguir mejoría. El ejercicio debe hacerse de forma suave, pero siendo constante (3-4 días por semana). El tipo de ejercicio puede variar entre cada persona, pero en general suelen ser de utilidad el taichí, el pilates, la natación o el aquagym.
- Control del estado de ánimo. Debe realizarse en aquellas personas que además padezcan un ánimo deprimido o ansiedad. Las terapias psicológicas y algunos fármacos antidepresivos pueden resultar útiles, además, para mejorar el descanso nocturno.
- Tratamiento del dolor. Pese a la intensidad del dolor, se deben usar medicamentos de acción suave o moderada, como paracetamol, metamizol (Nolotil), ibuprofeno, naproxeno o tramadol. El mayor control del dolor se conseguirá con los objetivos anteriores, no con los medicamentos. Los analgésicos potentes como la morfina y sus derivados deben ser evitados, al ser poco eficaces controlando el dolor en estas personas y tener con frecuencia efectos adversos indeseables.
Dr. Mariano Andrés. Adjunto de Reumatología-Hospital General Universitario de Alicante
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