
La fatiga visual o astenopia es uno de los motivos de consulta más frecuente en nuestra práctica diaria. Es causada por un sobresfuerzo del sistema visual, y es más frecuente cuando pasamos largos períodos de tiempo mirando de cerca, es decir, acomodando (es lo que llamamos astenopia acomodativa). Para simplificar un poco la situación, podemos entender que nuestros ojos están “en reposo” al mirar de lejos (siempre y cuando estemos bien graduados) y “trabajan” más cuanto más cercano es lo que estamos mirando.
Algunos de los síntomas más comunes pueden ser picor, enrojecimiento de ojos, molestias e incluso dolor ocular o de cabeza.
Por un lado, el uso cada vez más extendido de pantallas para leer (móvil, tabletas u ordenadores) no hace más que agravar estas molestias, sobre todo si se usa una iluminación excesiva de la misma. Al parpadear menos, nuestra lágrima se evapora antes.
Por otro lado, si sufrimos algún defecto de refracción no corregido (ametropía) o nuestra capacidad acomodativa es insuficiente, esta fatiga visual se verá todavía más agudizada. Muchos de nosotros pasamos una media de ocho horas al día delante de una pantalla y si le sumamos las horas del uso del móvil, es normal que suframos síntomas de fatiga visual.
Por ello, los especialistas coincidimos en que, en primer lugar, debemos llevar la corrección óptica adecuada y en segundo lugar, es aconsejable descansar unos minutos y mirar a lo lejos cada dos o tres horas.
La sequedad ocular también es una de las principales consecuencias tras realizar un esfuerzo visual continuado mirando una pantalla, ya que la velocidad de parpadeo es menor. Utilizar lágrimas artificiales y disminuir la intensidad de la luz de nuestras pantallas puede mejorar los síntomas.
¿Cómo afectan a los niños las nuevas tecnologías?
Según estudios recientes, además de los factores genéticos, cada vez hay más evidencias de que la miopía está relacionada con factores ambientales, tales como el excesivo trabajo de cerca. Se ha demostrado que las actividades al aire libre disminuyen la probabilidad de desarrollo y progresión de la miopía.
De ahí, la importancia de intentar limitar las excesivas horas de visión cercana (sobre todo en los niños miopes), estudiar a una buena distancia de trabajo, con buena luz y si es posible relajar la vista de vez en cuando mirando hacia el infinito.
Es conveniente realizar revisiones oftalmológicas anuales a los niños a partir de los tres años o incluso antes si sospechamos alguna anomalía visual o hay antecedentes familiares de patologías oculares. Es fundamental, por otro lado, descartar que los niños no tengan ojo vago, pues solo lo podremos tratar a edades tempranas.
Por su parte, los filtros protectores de los dispositivos electrónicos son un mito. No se ha demostrado científicamente su utilidad y son muchas las dudas sobre si existen intereses económicos particulares al respecto. La Sociedad Española de Oftalmología (SEO) emitió un comunicado oficial el 20 de julio de 2017 que decía: “Tras el análisis concienzudo de la literatura científica existente sobre el tema, la evidencia científica actual no demuestra que la luz azul dañe el ojo y tampoco el beneficio de los filtros azules en la prevención de daños oculares por dicha radiación luminosa. No hay ningún estudio realizado en humanos, necesarios antes de poder emitir una recomendación definitiva acerca del daño de la luz azul emitida por las pantallas de visualización. (…)”. Por ello, si bien parece razonable la necesidad de realizar dichas investigaciones para establecer las medidas de salud poblacionales, actualmente no se puede recomendar el uso de pantallas de protección de luz azul como el Reticare para evitar un daño no demostrado en condiciones reales y en humanos por estos dispositivos. necesarios antes de poder emitir una recomendación definitiva acerca del daño de la luz azul emitida por las pantallas de visualización. (…)”. Por ello, si bien parece razonable la necesidad de realizar dichas investigaciones para establecer las medidas de salud poblacionales, actualmente no se puede recomendar el uso de pantallas de protección de luz azul como el Reticare para evitar un daño no demostrado en condiciones reales y en humanos por estos dispositivos.
Dra. Paz Orts Vila