
La voz es aquel sonido que producimos al hablar, cantar o realizar cualquier otro tipo de comunicación vocal. Se genera en la laringe, concretamente mediante el movimiento voluntario de las cuerdas vocales al pasar el aire en espiración desde los pulmones.
Es un recurso extremadamente valioso y su importancia radica en su utilidad para comunicarnos entre nosotros, incluso para sobrevivir.
Se estima que un 5% de la población sufre algún trastorno de la voz que requiere atención por parte del especialista.
La voz se altera cuando aparecen diferentes patologías en las cuerdas vocales, o por motivos neurológicos y/o psiquiátricos. Las patologías las diagnostican y tratan los otorrinolaringólogos mediante la fibroscopia laríngea y/o la estroboscopia, métodos que permiten visualizar con precisión las cuerdas vocales, así como valorar su movilidad y vibración en la fonación. Con ellas podemos diagnosticar:
- Nódulos, que mejoran sobre todo con rehabilitación.
- Pólipos, que suelen solucionarse con métodos quirúrgicos.
- Laringitis, agudas o crónicas, causadas por procesos infecciosos y frecuentemente por el reflujo gastroesofágico.
- Parálisis de cuerdas vocales, fruto de cirugías previas sobre la glándula tiroidea, el corazón o causa idiopática (varias causas posibles), etc.
En cuanto a los problemas neurológicos o psiquiátricos, las cuerdas vocales son normales pero su funcionalidad se ve afectada.
Asimismo, aquellas personas que, por motivos laborales o de otra índole, tienden a usar mucho la voz están más predispuestas a padecer problemas derivados del mal uso o sobreuso.
Todos estos problemas pueden tratarse, cuando no hay otro remedio, mediante logopedia, medicamentos en caso de reflujo gastroesofágico o de laringitis infecciosas, cirugía en casos de pólipos o parálisis… Y es especialmente importante que cada individuo ponga de su parte para ayudar en la mejoría y evitar que su voz empeore.
¿Cómo podemos cuidar nuestra voz?
Hidratación: Beber suficiente agua, al menos 1,5 litros al día. Mantener las cuerdas vocales hidratadas es fundamental.
Evitar irritantes: Eliminar o reducir el consumo de alcohol, cafeína y tabaco, ya que contribuyen a deshidratar la voz.
Calentamientos vocales: Antes de largos esfuerzos, una larga charla o cantar, realizar ejercicios de calentamiento vocal.
Descanso: Permitir que la voz descanse, especialmente si se ha usado intensamente.
Postura: Mantener una buena postura al hablar o cantar para facilitar la respiración y la proyección de la voz.
Dieta: Es importante priorizar alimentos centrados en una dieta antirreflujo, sobre todo en casos donde presentamos una hernia de hiato, gastritis, etc.
En resumen, cuide su voz, haga dieta sana y ejercítese para mantener una mente sana. Todo ello ayudará a evitar en gran medida los problemas de las cuerdas vocales y, al mismo tiempo, cuidará también su salud física y mental.
Dra. Laura Gañan
Otorrinolaringóloga (ORL)
Centro Médico La Rueda