
El cuello uterino o Cérvix es la parte inferior del útero que se conecta con la vagina. Está atravesado por el canal cervical, lo que comunica vagina y útero.
El examen pélvico es una prueba de detección de patologías relacionadas con el cérvix, en la que se toman muestras por raspado (citología cervical) y se someten a la prueba de tinción de Papanicolaou y a pruebas de VPH (Virus del Papiloma Humano). En caso de detectar alteraciones, se realiza una colposcopia, es decir, una búsqueda exhaustiva de enfermedades mediante una biopsia donde poder observar la anatomía patológica de la muestra.
Las patologías que nos podemos encontrar van desde una inflamación o infección cervical hasta una displasia con presencia de células anormales en un tejido o un órgano que puede evolucionar a cáncer. Este desarrollo del cáncer es lento y, muchas veces, asintomático en las primeras fases, por lo que no se detecta si no se realiza una exploración pélvica. Casi todos los cánceres de cérvix están causados por el VPH, considerado enfermedad de Transmisión Sexual. Hay múltiples cepas del VPH y no todas son cancerígenas.
Entre los factores que favorecen la aparición de esta patología están:
- Las relaciones sexuales tempranas.
- Las múltiples parejas sexuales.
- Otras enfermedades de transmisión sexual (ETS).
- Debilidad del sistema inmunitario.
- Tabaquismo.
Cuando el cérvix se expone al VPH, el sistema inmunitario intenta evitar que la mucosa cervical se vea afectada y se alteren sus células, aunque no siempre se consigue y durante mucho tiempo, incluso años, las células se alteran (displasia) y se convierten en células cancerígenas por mutaciones del ADN.
La prevención, es hoy en día, el arma más eficaz para luchar contra estas enfermedades. El uso del preservativo, vigilar los factores predisponentes ya enumerados y la vacunación, son algunos de los factores preventivos más importantes a tener en cuenta.
La vacuna VPH previene la mayoría de los casos, ya que contiene las principales cepas del virus para defendernos y se debe poner a la edad de 11 – 12 años, tanto en niños como en niñas. No está contraindicada en edades posteriores, aunque se aconseja antes de comenzar a tener relaciones sexuales, pues aumenta su eficacia protectora.