
Cada vez la esperanza de vida a nivel mundial es mayor. En España, solo en los últimos 20 años, el número de personas mayores de 65 años ha aumentado un 40% según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El envejecimiento saludable es clave, e influye el entorno físico, social, socioeconómico y personal. Estos factores afectan de forma directa a la salud de las personas, impactando en la oportunidad de seguir buenos hábitos de vida.
Por ello, en el campo médico de la geriatría se realiza una valoración completa e interdisciplinar de la persona, la valoración geriátrica integral. Esta permite tener una visión global y analizar diferentes aspectos:
- Médicos
Se hace una revisión de las enfermedades crónicas, insuficiencia cardiaca, enfermedades respiratorias, accidentes vasculares cerebrales, diabetes, reumatismos, insuficiencia renal, demencias y comorbilidades (la coincidencia de varias de ellas). Asimismo, se analizan las enfermedades agudas y la progresión o empeoramiento de las crónicas.
Para ello, se realizan pruebas diagnósticas, como analíticas, y de imagen. Además, se observa la medicación prescrita para optimizar el tratamiento, eliminando la superflua y añadiendo la necesaria. También se valoran los déficits sensitivos, auditivos y visuales.
- Funcionales
Se basa en la capacidad del paciente para realizar las actividades diarias como el control de evacuaciones, higiene y capacidad de vestirse, comer, trasladarse… Para ello se utiliza un cuestionario llamado índice de Barthel, que indica el grado de dependencia, además del Índice de Lawton, que objetiva la capacidad de realizar actividades instrumentales: leer, manejar dinero, cocinar, etc.
- Cognitivos
Se realiza una valoración neuropsicológica para diagnosticar si existe o no deterioro cognitivo o demencia. Así, se explora el lenguaje, la memoria o la capacidad de resolución de problemas utilizando test de memoria, como el MiniMental Test de Lobo, el más utilizado y elemental.
- Nutricional
Se observa si existe malnutrición o riesgo de desnutrición, y se optimiza la dieta a las necesidades teniendo en cuenta aspectos como el déficit de masticación o los problemas de deglución que conllevan atragantamientos, debiéndose dar, en estos casos, alimentos triturados y líquidos con espesante.
- Emocionales
Se valoran las capacidades de ser feliz, la ilusión, la ansiedad y la depresión con la escala de Depresión de Yesavage, así como la tendencia a la agitación o agresividad tanto física como verbal. En el momento final de vida se realizan pautas de actuación y, en caso de ser mentalmente competente, el Testamento Vital o Documento de Voluntades Anticipadas.
- Sociales y ambientales
Se analiza con quién vive, los recursos y ayudas que dispone, la adecuación de la vivienda a sus necesidades, la familia y el soporte que le dan, y su red social de amistades.
Con todo, se diagnostican los grandes síndromes geriátricos: riesgo de caídas, inmovilidad, incontinencia, deterioro cognitivo, delirio, desnutrición y polifarmacia (uso simultáneo de diferentes medicamentos).
Teniendo en cuenta estos datos se prepara un plan de cuidados individualizado para promover la independencia y mejorar la calidad de vida de los mayores, un grupo poblacional heterogéneo y complejo que es necesario tener en cuenta.
Dr. Jordi Amat Olba
Director Médico ASSSA Barcelona