El estrés es un problema habitual en la actualidad y repercute en nuestro cuerpo de manera directa. Depresión, ansiedad, trastornos digestivos o de sueño, alopecia… son algunas de las consecuencias. Pero ¿sabías que también puede influir en la salud bucal?
Por ello, es importante detectar de manera temprana las señales de advertencia y conocer las repercusiones que tiene, así como mantener una buena hidratación:
- Descuido de la higiene bucal
Debemos recordar la importancia de mantener la rutina de lavado bucodental. Esto incluye cepillarse los dientes al menos dos veces al día con la pasta de dientes recomendada por su dentista, usar hilo dental diariamente y utilizar enjuague bucal. Si se disminuye el cepillado o la frecuencia de este, se acumulan placa y bacterias, aumentando el riesgo de inflamación de encías (gingivitis), caries e infecciones.
- Hábitos negativos
En situaciones de estrés aumentan los malos hábitos como el consumo de tabaco o alcohol, algo que perjudica en todos los niveles en la cavidad oral, encías, esmalte…
- Bruxismo
Es un hábito inconsciente causado por el estrés que se basa en apretar o rechinar los dientes. Provoca erosiones, desgastes, fisuras e incluso fracturas que pueden generar dolor dentario, así como dolor en los músculos encargados de la masticación. Su tratamiento va desde la rehabilitación de las piezas (empastes, reconstrucciones y tratamientos protésicos), tratamientos de conductos (endodoncias) o incluso extracción de dientes (exodoncia).
- Lesiones en la ATM (Articulación Temporomandibular)
Los desórdenes temporomandibulares afectan a la unión del cráneo con la mandíbula, así como en las estructuras que la componen (músculos, ligamentos, menisco y cápsula). Uno de los orígenes de su aparición es el estrés, por apretar los dientes.
- Caries
En periodos de ansiedad se comen más azúcares, alimentos ultraprocesados e hidratos de carbono. Esto puede provocar un aumento en la aparición de caries.
- Periodontitis
Estudios recientes han demostrado la relación entre los niveles elevados de cortisol (hormona liberada con el estrés) en saliva y una mayor tendencia a sufrir periodontitis (enfermedad en los tejidos que soportan los dientes).
- Aftas, infecciones bucales, herpes labiales y ampollas
Pueden aparecer en forma de úlceras, líneas blancas, o manchas blancas o rojas. Estas afecciones pueden surgir como resultado del debilitamiento del sistema inmunológico debido al estrés prolongado, algo que facilita la proliferación de bacterias y virus en la boca.
- Disminución de la saliva
En ocasiones, el uso de ansiolíticos provoca cambios en la salivación. Además, la boca seca (xerostomía) es un síntoma común de la ansiedad y puede generar irritación en la garganta, dificultad para hablar o impedimento para tragar, masticar e ingerir alimentos.
Ante un problema de estrés, recomendamos acudir a un profesional de la salud mental para conocer el origen y poder tratarlo. Una vez se identifiquen las causas, es importante acudir al odontólogo para evaluar y detectar los problemas bucodentales a tiempo.
Dra. Teresa Martínez
Odontología, ortodoncia y odontopediatría
Clínica Medentia











