
La contaminación acústica es un problema ambiental importante en los grandes centros urbanos. Se produce cuando el sonido cambia la condición normal de la audición en un entorno determinado.
A pesar de que no se acumula en el medio ambiente como otros tipos de contaminación, causa graves daños en el cuerpo y la calidad de vida, por lo tanto, se considera un problema de salud pública en todo el mundo. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), un ruido de 50 dB ya perjudica la comunicación y, a partir de 55 dB, puede causar estrés y otros efectos negativos. Al alcanzar los 75 dB, el ruido representa un riesgo de hipoacusia (disminución de la agudeza auditiva) si el individuo está expuesto a la misma durante periodos de ocho horas. Algunos de los efectos negativos de la contaminación acústica para los seres humanos son los siguientes: Estrés. Depresión. Insomnio. Agresividad. Pérdida de atención. La pérdida de memoria. Dolor de cabeza. Cansancio. Tinnitus o ruidos en los oídos. Hipoacusia temporal o permanente. Sordera.
Existe una amplia diversidad de fuentes de producción sonora, tales como bares, discotecas, aeropuertos, industrias, el motor de vehículos, electrodomésticos, ambiente de trabajo: El goteo del grifo (20 dB). Refrigerador (30 dB). Voz humana normal (60 dB). Tránsito (80 dB). Secador de pelo (95 dB). Reproductores portátiles de música al máximo volumen (hasta 115 dB). Obras con martillos neumáticos (120 dB). Discotecas (130 dB). En esta sociedad tenemos un problema que se va agravando con el tiempo por el exceso de ruido, la afición a los petardos, trabucos, caza, mascletás, etc. El nivel de ruido que generan es de tal magnitud que provoca traumas sonoros que son siempre irreversibles. De ahí la importancia de prevenirlos en lo posible.
El trauma sonoro agudo se produce por la exposición a un ruido intenso, con destrucción parcial del oído interno y llegando a la total en determinados casos. El trauma sonoro crónico (sordera profesional) se define como el deterioro de la audición causada por ruido industrial. Como ya se ha dicho, no existe tratamiento, por lo que este debe ser la PREVENCIÓN. Se deben usar protectores (auriculares) para los ruidos industriales o para determinados trabajos, y, en lo posible, evitar situaciones de extremo ruido. No son muy recomendables los auriculares intraoticos o pinganillos, dada la poca distancia del foco emisor al receptor, no pueden actuar los reflejos defensivos. Para situaciones comprometidas se puede utilizar cualquier tapón ótico, pues reduce 20-30 dB la intensidad sonora.
Dr. Alfonso Aracil Especialista en Otorrinolaringología Specialist in Otorrhinolaryngology
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