
Hemos oído más de una vez en una conversación entre amigos “a Fernando le han puesto dos stents coronarios, estaba bien y de repente le dio un dolor en el pecho, se lo llevaron al Hospital y le pusieron dos muelles. Pero ya está bien, a los dos días le dieron de alta y está como si nada”.
Lo que le ha pasado a Fernando es que ha tenido mucha suerte, podría estar muerto. Al notar un fuerte dolor en el pecho se dio cuenta que lo que tenía era serio, llamó al médico de urgencias que ante la sospecha de un infarto agudo de miocardio lo remitió urgentemente al Hospital. Allí en urgencias del propio Hospital se confirmó el diagnóstico de Infarto Agudo de Miocardio. Tuvo suerte Fernando, porque ese Hospital disponía de un servicio de cardiología con un Hemodinamista de guardia las 24h y en menos de una hora le hizo un cateterismo, confirmó que una de sus arterias coronarias estaba completamente ocluida y la abrió y le implantó dos stents coronarios. Con lo cual se evitó que el infarto fuera grande y que la recuperación de su miocardio fuera casi completa. Por eso ahora está como si no le hubiera pasado nada.
El stent Coronario es una malla expandible de un compuesto metálico, que puede estar recubierto (stent fármaco activo) o no de un fármaco (convencional). El procedimiento consiste en introducir un catéter, por punción de una arteria de la muñeca (radial) o de la ingle (femoral), se progresa hasta alcanzar las arterias coronarias. Una vez allí se inyecta un contraste para ver como se rellena la arteria seleccionada, si se encuentra una obstrucción u oclusión de la misma.
Se introduce por el mismo dispositivo (introductor) de la punción, una guía metálica (un catéter muy fino), se pasa la obstrucción y se introduce por la guía otro catéter que lleva un balón, que se posiciona en la obstrucción. Se hincha el catéter a presión para ensanchar la luz de la arteria. El propio balón puede llevar plegado el stent (malla), que se despliega y se pega a la pared arterial dejando la arteria completamente abierta al flujo coronario (stent directo). Si el balón no lleva el stent, una vez dilatada la obstrucción, se retira este catéter e introduce otro con un stent plegado. Se expande este en el área de la lesión dilatada para evitar la retracción de la pared arterial en la zona dilatada y se retiran los catéteres y el introductor haciendo compresión en la arteria durante algunas horas para evitar hemorragias.
Se necesitan tomar dos fármacos antiagregantes plaquetarios (aspirina, clopidogrel los más frecuentes) para evitar que se produzca una trombosis coronaria, porque la malla del stent es metálica y es muy trombo génica hasta que ésta es absorbida por la pared arterial, lo que ocurre entre uno y doce meses dependiendo de si el stent es convencional o fármacoactivo. Siendo muy importante que estos fármacos no se interrumpan antes de lo prescrito por el médico, para evitar una trombosis del stent que produciría un infarto con consecuencias muy graves.
Pero ¿por qué vamos a esperar a tener un stent para cuidarnos? Las obstrucciones coronarias se producen por la progresión de placas de ateroma, que están producidas por muchos factores, entre los que destacan el colesterol alto (hipercolesterolemia), la hipertensión arterial, el tabaco, el mal control de la diabetes, la obesidad, entre otros. Por ello, es fundamental que controlemos todos estos factores de riesgo llevando una vida sana, haciendo ejercicio regular, llevando una buena dieta, y, si es necesario, tomando la medicación adecuada para controlarlos.
Espero que los amigos de Fernando no piensen que lo que le ocurrió fue una cosa sin importancia y que tengan en cuenta todo lo que hemos mencionado. No hay nada mejor que tener una buena salud.
Dr. Juan Antonio Quiles Llorens – Especialista en Cardiología.
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