
¿Alguna vez se ha sentido cansado con la llegada de la primavera? Este síntoma, junto con otros como la somnolencia, insomnio, cefaleas o dificultad de concentración, son característicos de la astenia primaveral.
No se trata de una enfermedad, sino que es un trastorno adaptativo, una sintomatología pasajera que suele tener una duración de 2 semanas y que es causada principalmente por la respuesta del cuerpo al cambio de hora, temperatura y luz, afectando a la regulación de los ritmos circadianos biológicos.
El origen está en el hipotálamo, la glándula encargada de regular aspectos como la temperatura, el apetito, el sueño y la vigilia. Esta es muy sensible a las variaciones de luz/oscuridad, provocando alteraciones en la secreción de determinadas hormonas como las endorfinas (relacionadas con el bienestar y la vitalidad), la serotonina (implicada en la regulación del estado anímico y del estrés) y la melatonina (vinculada con el sueño).
No requiere medicación, tratamiento ni complementos vitamínicos, pero hay algunos consejos para paliar o evitar que aparezcan estos efectos:
- Anticiparse al cambio horario. Adaptar gradualmente la rutina a la nueva hora antes de que esta cambie.
- Buena rutina nocturna. La astenia primaveral afecta a la secreción de melatonina haciendo que el sueño no sea reparador, por lo que es importante cenar dos horas antes de ir a la cama, tener el dormitorio ordenado y limpio, y bajar las persianas para conseguir la mayor oscuridad posible.
- Horario de sueño regular. Intentar dormir mínimo 7 horas y acostarse y levantarse a la misma hora todos los días.
- Ejercicio físico moderado. Realizar ejercicio al menos 30 minutos diarios facilita la liberación de estrés y la conciliación del sueño.
- Alimentación equilibrada. Se debe adaptar a las necesidades de las nuevas condiciones ambientales, evitando alimentos ultraprocesados, con mucho azúcar e hipercalóricos, y apostando por frutas y verduras frescas combinadas con arroz, pasta, legumbres y tubérculos. Las lentejas y la quinoa son fundamentales para esta época, ya que aportan vitaminas del grupo B y minerales como el hierro o la fibra.
- Hidratarse. Con los cambios de temperatura el cuerpo necesita más líquidos para regularse.
- Evitar fumar y no tomar bebidas alcohólicas o con cafeína.
Si los síntomas persisten más de dos semanas, es recomendable consultar al especialista médico por si están asociados con otros problemas de salud.