
Los antibióticos son medicamentos que se usan para combatir las infecciones bacterianas. Bien utilizados sirven para curar y salvar vidas, pero cada día nos encontramos con problemas de resistencia. Cada vez que tomamos un antibiótico, existe un riesgo de que la bacteria se vuelva resistente y esto es progresivo e imparable.
¿Pero en qué consiste la resistencia a los antibióticos? Se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos. Así pues, no son los seres humanos o los animales los que se vuelven resistentes a los antibióticos, sino las bacterias. Este hecho se origina a través de mutaciones en los cromosomas y la transmisión de material genético procedente de otras bacterias.
Prevención, la clave para paliar el problema.
Como siempre en medicina, debemos ayudarnos de la prevención para intentar corregir el problema. Hemos de atender específicamente al fármaco – antibiótico – para aprovecharnos de su acción terapéutica y minimizar los riesgos y los efectos secundarios de su formulación y de su acción. Se deben prescribir los antibióticos solo cuando sean necesarios, según las directrices en vigor, y notificar las infecciones resistentes a los antibióticos.
En el día a día, y bajo la prescripción médica de este fármaco, se deben tomar ciertas medidas:
- Seguir estrictamente las indicaciones del médico para la toma de antibióticos y no dejarse llevar por fuentes no fiables, como las redes sociales, páginas web o no profesionales sanitarios.
- El antibiótico debe utilizarse solo para procesos bacterianos, no para víricos, ni de otra causa o patógeno.
- Prestar atención a la dosis del producto y seguir las cantidades asignadas en cada toma y durante el tiempo indicado.
- Seguir las indicaciones de la toma: si es en ayunas o después de comer algo.
- Cuidar la higiene en y durante las tomas.
Es fundamental cambiar la forma de prescribir y utilizar los antibióticos, así como adoptar medidas para reducir la propagación de las infecciones, como las vacunaciones o llevar una buena higiene personal (lavado de manos, relaciones sexuales seguras para evitar las ITS -infecciones de transmisión sexual-, higiene alimentaria…).
Situación actual
Cada día aparecen y se propagan nuevos mecanismos de resistencia. A medida que los antibióticos van perdiendo eficacia, muchas de las infecciones (neumonía, TBC, gonorrea, sífilis, septicemia…) son más difíciles de tratar. Todo ello hace que aumente la morbimortalidad.
Cuando no se puedan tratar con antibióticos de primera línea, se tendrá que recurrir a otros más nuevos.
La OMS vigila muy de cerca, desde hace más de 7 años, un plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos, incluida la resistencia a los antibióticos. Una campaña plurianual durante el mes de noviembre, bajo el lema de “Antibióticos, manéjalos con cuidado”, con seguimiento de los estudios y temas publicados.
Este problema en crecimiento, que afecta tanto a países desarrollados como subdesarrollados, requiere de la colaboración y de la toma de conciencia de diversos agentes: desde la correcta prescripción del fármaco en los centros médicos y el deber de los pacientes de no automedicarse y tomarlos bajo vigilancia médica, hasta la implicación de los gobiernos para poner en marcha iniciativas y promover la investigación. Sin embargo, es un trabajo de todos conseguir reducir el avance de la resistencia a los antimicrobianos.
Dr. Juan Antonio Andreo Ramírez
Director Médico de ASSSA