
La dieta es un aspecto fundamental en el tratamiento de la diabetes, por lo que es importante seguir las recomendaciones y mínimas restricciones que el médico le indique.
Una dieta rica en hortalizas y otros alimentos vegetales con un alto contenido en fibra es beneficiosa para las personas que padecen diabetes. La fibra carece de valor nutritivo y no se digiere en el organismo, aunque el agua que absorbe aumenta el volumen de las heces y favorece su desplazamiento con mayor rapidez y facilidad a través del intestino.
Las grasas, o lípido, compuestos de glicerina y ácidos grasos, almacenan energía, contribuyen al soporte de las membranas celulares y aíslan a los órganos vitales. Todas ellas contienen ácidos grasos saturados e insaturados. Es preciso limitar la ingestión de ácidos grasos saturados, pues su consumo excesivo es perjudicial. Sin embargo, los ácidos grasos promueven el crecimiento normal y ayudan a reducir el colesterol. Los aceites vegetales son buenas fuentes de grasas insaturadas.
El consumo diario de grasas será de un 30%, del cual solo un tercio pueden ser saturadas.
Comer hidratos de carbono, también denominados glú- cidos o carbohidratos, nos aportan energía al organismo. Se encuentran en los azúcares (frutas, azúcar común, lactosa,…) y en las féculas (pan, harina, patatas, arroz, pasta…). Los hidratos de carbono son esenciales para la vida, pero su consumo debe restringirse en caso de diabetes ya que consumidos en exceso aumenta los niveles de azúcar en sangre.
Las proteínas proporcionan la base estructural del organismo y son necesarias en todas las dietas. Nuestro cuerpo usa esas sustancias para mantener numerosas funciones vitales y muchos órganos como los músculos, el corazón y el cerebro. La carne, los huevos y los productos lácteos son fuente importantes de proteínas porque contienen los nueve aminoácidos esenciales. Sin embargo, estas misma fuentes de valiosos nutrientes suelen ser ricas en grasas saturadas.
El consumo de estos productos en cantidades moderadas reduce la ingestión de grasas, aunque aporta todos los aminoácidos esenciales. El consumo diario de proteínas no debe de superar el 15% de las calorías totales.
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