
El diagnóstico se basa en el diagnóstico correcto del dolor anginoso, la detección de isquemia (falta de riego) inducida con diferentes fármacos o la demostración de enfermedad coronaria obstructiva.
El diagnóstico se realiza por la relación entre el dolor coronario y la actividad física.
Clasificación
Según la gravedad y limitación que impone al paciente, la angina de esfuerzo se divide en cuatro grados:
- Grado I: la actividad física no causa dolor. Sólo aparece ante esfuerzos máximos.
- Grado II: limitación leve de la actividad física. El dolor aparecen al caminar con paso normal dos o más travesías o subir más de un piso.
- Grado III: limitación acusada. Dolor al subir un piso o caminar con paso normal una travesía.
- Grado IV: incapacidad para llevar a cabo cualquier actividad física sin la aparición de la angina.
Exploraciones
- Electrocardiograma: aproximadamente el 50% de los pacientes con angina tiene un ECG (electrocardiograma) normal durante el reposo y en ausencia de dolor, por lo que un ECG basal normal no permite descartar enfermedad coronaria.
- Prueba de esfuerzo: estudia la respuesta clínica y electrocardiográfica a un ejercicio físico programado. Aparición de dolor y cambios en el ECG durante un ejercicio físico.
- Estudios radioisotópicos: utilización simultánea de la gammagrafía con contraste de isótopos y la prueba de esfuerzo.
- Ecocardiografía: evalúa la motilidad (movimiento) de los distintos segmentos del corazón de forma incruenta. Puede combinarse con la prueba de esfuerzo o con la administración de fármacos para el diagnóstico de la isquemia miocárdica (ecocardiografía de estrés).
- Cateterismo cardíaco (Coronariografía): consiste en la introducción de catéteres en el sistema arterial o venoso a través de punción percutánea, generalmente de los vasos femorales, previa anestesia local. Otras vías de entrada son la arteria humeral o la radial. Desde la puerta de entrada se hace avanzar los catéteres hasta el corazón y mediante la inyección de contraste podemos opacificar las estructuras cardíacas a estudiar (angiografía).
Tratamiento
Los objetivos principales del tratamiento son mejorar el pronóstico de los pacientes, limitar la progresión de la aterosclerosis coronaria, mejorar la calidad de vida y prevenir los episodios de angina.
El primer paso debe ser el control de los factores de riesgo, controlar la glucemia (azúcar en sangre), la presión arterial y el colesterol. Introducir una dieta cardiosaludable (reducir el consumo de grasas saturadas y aumentar la ingesta de legumbres, frutas, verduras y pescado). Se recomienda la práctica regular de ejercicio, en general andar unos 4 km diarios. Los enfermos poco sintomáticos pueden realizar deporte, siempre NO competitivo y sin que les cause molestias.
1. Tratamiento farmacológico
El tratamiento de elección de las crisis anginosas es la nitroglicerina sublingual, en forma de comprimidos o aerosoles. Los nitritos reducen el consumo de oxígeno del músculo cardíaco y producen una vasodilatación de las arterias coronarias. Debe administrase tan pronto comience el dolor.
El único tratamiento que mejora el pronóstico de los pacientes con enfermedad coronaria estable es la corrección de los factores de riesgo coronario, la prevención de la trombosis coronaria con antiagregantes plaquetarios, la administración de medicamentos que bloquean (frenan) los latidos cardíacos (betabloqueantes) en pacientes con un infarto reciente y determinados fármacos que controlan la tensión arterial. La aspirina infantil reduce en un 30% la incidencia de muerte o infarto de miocardio.
2. Revascularización miocárdica
En los pacientes en los que el tratamiento médico es ineficaz o en aquellos que consideran inaceptable la calidad de vida que éste les proporciona, la revascularización miocárdica mediante angioplastia coronaria percutánea o mediante cirugía con injerto venoso o arterial, consigue eliminar las crisis anginosas y simplificar la medicación.
- Angioplastia coronaria transluminal percutánea. Cateterismo cardíaco: consiste en dilatar la lesión arteriosclerótica que obstruye la luz de la arteria coronaria mediante un catéter con un balón en su extremo, que se hincha a alta presión. Suele completarse con el implante de un stent intracoronario.
- Tratamiento quirúrgico. Consiste en realizar una comunicación entre la aorta y la coronaria obstruida, salvando el stop que produce la lesión (injerto aortocoronario). Para ello se utiliza bien un trozo de vena safena o bien de arteria mamaria interna.
La elección del método de revascularización a elegir depende del tipo de lesión, de su localización, del diámetro de las coronarias afectadas y de la situación clínica del enfermo.
Dr. Juan Antonio Andreo Ramírez – Director Médico de ASSSA
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