
El cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres de nuestro país y su diagnóstico y tratamiento precoz son claves en su pronóstico.
Para prevenirlo, las mujeres deben acudir a las revisiones correspondientes según la edad, al cribado poblacional a partir de los 50 años y estar pendientes de cambios en sus mamas para consultar a los servicios asistenciales si es necesario.
La autoexploración mamaria es el método más utilizado por las mujeres para detectar cualquier anomalía como un bulto en el pecho. Pero, además de este, existen otros síntomas que hay que conocer porque pueden estar relacionados con el cáncer de mama, como hoyuelos, enrojecimientos u erosiones, entre otros.
Consejos para una correcta autoexploración de las mamas
La exploración debe hacerse una semana después de finalizar la menstruación, si se tiene, ya que el estímulo hormonal de la misma puede alterar la palpación. De forma relajada y cómoda la mujer ha de ponerse delante del espejo en tres posiciones diferentes e inspeccionar detenidamente ambos pechos:
- Con los brazos caídos a ambos lados.
- Con los brazos por encima de la cabeza.
- Apoyando fuertemente las manos en la cadera.
Debemos observar la forma, el aspecto y el tamaño buscando cambios o asimetrías. Nos fijaremos concretamente en si hay zonas retraídas, hundidas, resaltes o bultos. Es importante saber que, aunque normalmente las dos mamas no son exactamente iguales, sí son muy parecidas y deben mantener su forma circular.
La piel es otra zona importante a la que prestarle atención ya que pueden aparecer síntomas como pliegues, enrojecimiento o piel de naranja y, en casos de enfermedad avanzada, zonas amoratadas e incluso erosiones y heridas abiertas. Hay que observar también las areolas y pezones: que no tengan zonas enrojecidas o descamativas, costras, bultos, hundimientos o secreción sanguinolenta por el pezón.
De pie o recostada pasaremos a la palpación tanto de mamas como de axilas con el objetivo de buscar posibles nódulos (bultos). Utilizaremos los tres dedos centrales de cada mano realizando siempre una primera pasada más superficial y una segunda más en profundidad. Lo podemos hacer de forma circular, de fuera a dentro o de abajo a arriba pero siempre intentado no dejarse ninguna zona.
La autoexploración es fundamental para prevenir y detectar de manera pronta las posibles anomalías para que se pueda actuar rápidamente. En numerosas ocasiones se pueden palpar zonas más duras y poco delimitadas que nos pueden llamar la atención y finalmente ser parte de la mama normal, pero es importante que ante cualquier cambio reciente se consulte a un especialista.
Dr. Tomàs Cortadellas y Dra. Judith Jurado
Unidad de patología mamaria. Servicio de Ginecología y Obstetricia
Hospital Universitario General de Cataluña