
El síndrome postvacacional es un conjunto de síntomas físicos y emocionales que aparecen cuando alguien vuelve a la rutina tras un periodo de vacaciones, tales como cansancio, falta de concentración, irritabilidad, insomnio, apatía y, a veces, molestias digestivas o cefaleas.
Es un fenómeno común al volver a la rutina y dejar atrás los momentos de ocio y relajación. ¿Pero se puede evitar o reducir esta sensación? La clave está en ir adaptando poco a poco los hábitos para que el cambio no sea drástico. Le damos algunos consejos.
- Establecer unos horarios para que sean los mismos todos los días. Es especialmente importante el de dormir y comer.
- Planificar actividades agradables. Igual que se programa una reunión o gestión en la agenda, reservar un espacio para el ocio.
- Volver a la vida sana: practicar ejercicio y comer saludable. Durante las vacaciones, es habitual descuidar algunos aspectos, por lo que es la ocasión perfecta para volver a centrarnos en cuidar nuestro organismo, con una alimentación consciente y saludable, así como con el ejercicio. Este, además, libera endorfinas que mejoran el estado de ánimo y ayudan a descargar tensiones. Es fundamental hacerlo poco a poco, marcándose objetivos realistas para no desanimarse.
- Agradecer. Tomarse un momento durante el día para reflexionar sobre las cosas buenas de su vida, ya que esto puede cambiar el enfoque y centrarse en lo positivo.
- Limitar el tiempo en redes sociales, ya que perjudican a la productividad. Además, las publicaciones de otras personas generan comparaciones e intensifican la tristeza.
- Ordenar el escritorio, zona de trabajo o casa a la vuelta de vacaciones para hacernos a la idea. Tener un entorno donde nos sintamos cómodos es fundamental.
- Establecer pequeñas metas, objetivos alcanzables y tareas simples, e ir aumentando la dificultad y frecuencia paulatinamente.
Lejos de lo que pueda parecer, volver a la rutina tiene beneficios sobre nuestro organismo, ya que nos hace eficientes y fortalece nuestras habilidades y productividad.