
¿Qué es?
La artritis gotosa o GOTA es la inflamación de una articulación producida por el depósito de microcristales de ácido úrico (urato monosódico) en el líquido sinovial.
Por lo general, afecta a una sola articulación y la más afectada suele ser la primera articulación metatarsofalángica (dedo gordo del pie) y la llamamos podagra.
¿Cuáles son sus síntomas?
Suele comenzar por la noche con un dolor intenso, un edema (hinchazón), calor local e hipersensibilidad. Suele desaparecer de forma espontánea en 3 a 10 días.
El aumento de ácido úrico (hiperuricemia) es el dato biológico distintivo de la GOTA. Cuando, debido a su aumento, se deposita en la articulación y cristaliza dará lugar a la crisis de gota. Hay que distinguir que la presencia de artritis gotosa no se ha de acompañar necesariamente de hiperuricemia, y no todos los pacientes con hiperuricemia desarrollan una artritis gotosa.
¿Cómo se produce?
El depósito de ácido úrico puede producirse por aumento en la producción durante el catabolismo proteico o por déficit de eliminación a través del riñón.
En la llamada Artritis Crónica Gotosa pueden acumularse grandes cantidades de urato sódico en las partes blandas periarticulares, formando los característicos Tofos.
¿Cómo tratarla?
El tratamiento de una crisis gotosa se administra solo para su alivio sintomático, calmar el dolor y la inflamación. Entre los más usados de forma habitual está los AINES (antiinflamatorios no esteroideos) y la colchicina en las primeras horas de la crisis.
Solo el 5% de los individuos hiperuricémicos padece gota y por lo tanto no estará indicado ningún tipo de tratamiento. En aquellos que hayan desarrollado alguna crisis y presenten cifras altas de ácido úrico en sangre podemos frenar su producción con Alopurinol o aumentar su eliminación con uricosúricos.