La cefalea es el término médico utilizado para designar el dolor de cabeza. La migraña, o jaqueca, es una cefalea crónica primaria caracterizada por un dolor agudo e intenso que afecta a la calidad de vida de la persona que la padece. Con frecuencia se identifica todo tipo de dolor de cabeza con una migraña. Sin embargo, no todo dolor de cabeza es una migraña. Además, la migraña no es simplemente un dolor de cabeza, sino un conjunto de síntomas neurológicos y no neurológicos donde el dolor es el síntoma cardinal pero no el único.
La migraña se caracteriza por crisis recurrentes de dolor de cabeza con intensidad, frecuencia y duración variables en cada paciente. Cuando un paciente sufre una crisis de migraña, en general, presenta tres fases distinguibles: pródomos (estado previo a la aparición del dolor), aura (sintomatología neurológica focal transitoria) y cefalea (dolor de cabeza).
Al menos un tercio de los pacientes sufren síntomas premonitorios el día o las horas previas al dolor: avidez por lo dulces, bostezar, cambios de humor o retención de líquidos. Menos de un tercio de los pacientes migrañosos suelen experimentar sintomatología neurología focal transitoria (aura), generalmente antes de la cefalea. Los síntomas visuales son los más comunes: sensación de chispas en el campo visual (fotopsias), ausencia de visión en un punto (estocoma) o pérdida transitoria de visión en la mitad del campo visual (hemianopsia). En ocasiones el aura se presenta con síntomas sensitivos (acorchamiento en algún miembro), motores (debilidad en hemicuerpo) o de lenguaje (dificultad para hablar o entender). La cefalea es el síntoma cardinal de la crisis de migraña. El dolor suele ser de tipo pulsátil (latidos dolorosos que siguen el ritmo cardiaco) y afecta a la mitad de la cabeza (hemicraneal).
La cefalea empeora característicamente con la actividad física y se alivia con el reposo y el sueño. Se suele acompañar de náuseas con o sin vómitos y de sensibilidad aumentada a la luz (fotofobia) y al sonido (fonofobia).
El tratamiento de la migraña tiene una vertiente sintomática y otra preventiva. Centrándonos en el tratamiento preventivo, éste tiene como objetivo reducir la frecuencia y/o intensidad de la crisis o ataques de migraña. Aunque la indicación del tratamiento preventivo debe individualizarse para cada paciente, en general, éste suele iniciarse:
- Cuando el paciente sufre crisis de migraña frecuentes ( más de 2 crisis por semana).
- Cuando la crisis interfieren de forma importante con su funcionamiento, a pesar de un tratamiento analgésico adecuado e independientemente del número de crisis,.
- En caso de que el paciente presente problemas (contraindicación, intolerancia, falta de eficacia) con el tratamiento antimigrañoso y en caso de que exista abuso de analgésicos, al que habitualmente se llega por automediación indiscriminada de dichos fármacos. Lo fármacos más utilizados en el tratamiento preventivo de la migraña son los beta-bloqueantes, calcio-antagonistas, antidepresivos (amitriptilina) y antiepilépticos también han venido mostrando su eficacia, no solo en la prevención de la migraña sino también en otros tipos de cefaleas crónicas primarias muy frecuentes en la población general.
Dra. Eva Pomares Arias-Médico Neurológico Clínica Mediterránea de Neurociencias
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