
Para detectar si los lunares son peligrosos o, por el contrario, benignos, se deben tener en cuenta aspectos como la forma, el tamaño o el color. En el Día Mundial contra el Melanoma explicamos las claves para diferenciarlos y prevenir uno de los cánceres más dañinos.
En la mayoría de los casos los lunares (nevos) son inofensivos. Se desarrollan durante la infancia y la adolescencia, y a lo largo del tiempo pueden cambiar de apariencia o incluso desaparecer. La gran parte de melanomas (lunares malignos) son peligrosos desde que aparecen y suelen estar causados por la excesiva exposición al sol, quemaduras, cambios hormonales o por el bronceado artificial.
¿A qué debe prestar atención? Le enseñamos la regla del ABCDE, de gran utilidad para detectar melanomas:
Asimetría: lunar no simétrico en su forma.
Bordes: bordes no muy bien definidos.
Color: coloración irregular o diferentes colores.
Diámetro: es mayor de 6 mm.
Evolución: ha cambiado de forma, color o tamaño.
Los lunares malignos no tienen por qué presentar todas las características, sino que pueden cumplir solo una o dos. Por este motivo, es importante familiarizarse con ellos y prestar atención a los cambios.
PREVENCIÓN
Es recomendable examinarse la piel 1 vez al mes, prestando especial atención a las uñas, palmas de las manos y pies, cabeza, espalda y axilas. Al ser los menos observados, son los lugares más peligrosos.
Además, se deben seguir ciertas pautas para cuidar la piel y evitar su aparición:
- No salir en las horas de sol más peligrosas (de 11:00 a 17:00), especialmente en verano.
- Usar protector solar (+30 mínimo) todo el año, aunque el día esté nublado.
- Protegerse con gafas de sol y sombreros.
- No usar cámaras de bronceado artificial, ya que emiten radiación UV.
Es aconsejable una revisión una vez al año en caso de tener antecedentes de cáncer de piel.
Si observa un lunar inusual que presenta cambios o alguna de las características nombradas acuda a su dermatólogo para descartar una patología.