
La terapia de la risa no es algo nuevo, pues diferentes corrientes filosóficas conocen desde hace siglos la importancia de la risa y del sentido del humor. Hace mas de 4.000 años, en el antigüo imperio chino, ya existían templos donde las personas se reunían para reír, con la finalidad de equlibrar su salud.
Está comprobado científicamente que la carcajada franca aporta múltiples beneficios: rejuvenece, elimina el estrés, la ansiedad, el colesterol, el estreñimiento, las tensiones, la depresión, la obesidad, el insomnio, los problemas cardiovasculares, respiratorios y otras muchas complicaciones fisiológicas y emocionales.
La risa hace que nuestro cerebro produzca endorfinas, una droga natural segregada por nuestro organismo con funciones tan importantes como combatir virus y bacterias, además de jugar un importantísimo papel en nuestro estado emocional. Un flujo correcto de endorfinas en nuestro organismo nos aporta una sensación de bienestar y de felicidad. Pero en un plano físico de primer nivel, la carcajada provoca que se desenlacen múltiples reacciones que favorecen a nuestro organismo: los pulmones mueven el doble de litros de aire, mejorando así la capacidad respiratoria; el hígado vibra, favoreciendo la digestión; los músculos lisos de las arterias se relajan, reduciendo la presión arterial y aumentando el riego sangúineo; el corazón se fortalece y los músculos faciales se tonifican.
Pero, si reír es algo tan fácil y divertido ¿por qué no llevamos la vida con más alegría?. En teoría, estar de buen humor debe ser tan sencillo como proponérselo, pero quizá se trate del lujo más barato y más gratificante que menos nos concedemos. Un viejo consejo chino dice que para estar sano hay que reír treinta veces al dia. Quizá prodríamos empezar por regalarle a la gente nuestra mejor sonrisa y esperar a que todo fluya de forma natural. ¡Inténtelo! Sonría al mundo y el mundo le sonreirá.
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